LA NAVIDAD – 25 de diciembre de 2006
En cualquiera noche clara, mira al cielo. Vas a ver un mil millón estrellas. Dicen los astrónomos que no vemos las estrellas como existen ahora. No, las vemos como eran tal vez hace diez o veinte años. Es así porque tarda tanto tiempo para la luz de las estrellas a llegar a nuestros ojos llevando sus imagines.
Según la teoría del “Big Bang” (inglés para gran estallido), el universo empezó hace millones y millones años de una partícula de materia con energía enorme. Desde entonces las estrellas han estado lanzándose a través del espacio. Hagamos un experimento mental. Imaginémonos viendo atrás en el espacio hacia el momento antes del gran estallido. Allí vemos la partícula de materia con tremendísima energía. Está irradiando toda la luz y calor que va a llenar el universo. Aquí tenemos algo parecido de lo que ven María, José, y (pronto) las pastores de Belén. Pues, Jesucristo, el Dios-hombre, el que creó los cielos y la tierra, ha nacido. Lo han puesto en un pesebre de lo cual emite sus rayos divinos. Por él recibimos la luz de la sabiduría para iluminar nuestros caminos a la vida eterna. Por él recibimos el calor del amor para cumplir su voluntad.
Sobre este año pasado una gran cuestión en este país ha sido la nueva legislación migratoria. El gobierno norteamericana tiene que formar nuevas leyes para controlar el flujo de gentes desde otras partes. Algunos de ustedes han participado en manifestaciones para implorar el reconocimiento de su presencia en el país. Quieren ustedes que las leyes tomen en cuenta sus aportes a la sociedad norteamericana. Podemos rogar a Jesús -- la fuente de toda sabiduría -- para su ayuda en la búsqueda de la justicia para los inmigrantes.
Por supuesto, Jesús no nos instruye como bebé sino como adulto. Tenemos en los evangelios su consejo que atendamos las cosas de César. Por eso, todo inmigrante tiene que obedecer las leyes – aún las leyes del tránsito -- para llevarse bien en la sociedad. También, Jesús nos dirá que amemos a nuestros prójimos, comenzando con nuestras propias familiares. No se debe encontrar nada de abuso de la mujer o de descuido de los niños. Al contrario, nuestras familias deben hacerse escuelas de amor donde se aprende el respeto para todos. Además, Jesús nos implorará que quedemos cerca de él en la comunidad religiosa. Aquí se conservan tanto la fe como la esperanza para apoyarnos cuando el camino se ponga cuesta arriba.
Durante estos días navideños en el noreste de este país se pueden ver velitas en cada ventana de casas cristianas. Las velas están para llamar la atención de Cristo cuando regrese. Son signos del amor de la gente para el salvador. También, las velas representan a Cristo mismo, la luz del mundo. Reconocen a él como la sabiduría para dirigirnos a través de este mundo de muchas tinieblas. Así, queremos encender una luz en nuestros corazones. Por nuestra atención a Jesús tanto adulto como bebé, queremos mostrar lo que él es para nosotros. Nos da el calor de la vida y la luz de la sabiduría. Cristo es nuestra vida y nuestra sabiduría.
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